El ático de mis ensoñaciones es mi abuela

Cristina Anglada

2023

"Estaba hablando del tiempo. Me resulta muy difícil creer en el tiempo. Algunas cosas pasan. Otras se quedan. Antes pensaba que era mi memoria. Ya sabes, algunas cosas se olvidan, otras siempre se recuerdan. Pero no es eso. Los lugares, los lugares siguen en su sitio. Si una casa se incendia, desaparece, pero el lugar…la imagen del lugar permanece, y no sólo en mi memoria sino allí, en el mundo. Lo que yo recuerdo es una imagen flotando en redondo fuera de mi cabeza. Quiero decir que aunque no la piense, aunque me muera, la imagen de lo que hice, o supe, o vi, sigue allí. Exactamente en el lugar donde ocurrió."

Beloved, Toni Morrison

Diego Delas nació en Aranda de Duero hace cuarenta años. Pasó su infancia en un pueblo castellano de menos de veinte habitantes y entre sus recuerdos está el esconderse en el ático de su casa rodeado de objetos llenos de polvo mientras el tiempo se escurría con rapidez; los muchos momentos que pasó a la sombra de su abuela aprendiendo y admirando la agilidad y determinación con la que desarrollaba las labores domésticas; los paseos nocturnos por las vísceras aún húmedas de las casas en construcción. Posteriormente estudió Arquitectura y Bellas Artes en Madrid antes de mudarse a Londres, donde realizó un máster en pintura por el Royal College of Art además de obtener un doctorado en el Ruskin College of Art, Universidad de Oxford. Actualmente reside en Málaga.

A partir de sus vivencias personales, recuerdos y una inmensa inquietud y curiosidad desarrolla proyectos en los que la investigación, la escritura y la construcción de objetos e instalaciones despliega múltiples capas donde el conocimiento y la ficción provocan luminosas conexiones.

El estudio que desde hace años lleva desarrollando Delas gira en torno a cómo ciertas arquitecturas vernáculas sostienen/custodian la memoria subjetiva. Este tipo de edificaciones se podría definir como una arquitectura sin arquitectos, comunes en los entornos periurbanos, campesinos y premodernos, ahora en proceso de extinción y definidos por un carácter siempre transitorio y mutante, a merced de los cambios que sus habitantes implementan siguiendo las necesidades de refugio y protección animista. Estructuras y recovecos que alojaba labores domésticas y ornamentos de carácter apotropaico que encierran múltiples historias alimentadas de las experiencias de sus moradores.

Recientemente tuve la ocasión de leer la tesis que Diego completó hace poco tituladaAtlas del agujero / Casa de Demenciaen la que se reúnen muchos de los elementos que dan forma a dicha investigación y podremos ver ahora en el Cabinet. El ingenio de la misma reside en abordar estos temas y su complejidad, no solo con rigor, sino acudiendo a las seductoras técnicas de la narración, con su repertorio específico de estructuras y trucos. Para Diego, la casa funciona como cuerpo tanto personal como familiar; como un depósito de historias en el que los arreglos ornamentales se precipitan junto a las experiencias vividas. La casa como un cuerpo lleno de muescas y tatuajes, cuyas habitaciones son escenario de las múltiples tramas cuyo rescate en forma de recuerdos se mezcla con el pensamiento mágico.

Las obras que ahora se muestran en el espacioCabinetde la galería Pelaires son retales de la gran individual que a principios de este año inauguró en el CAB de Burgos, de donde su familia y él son oriundos. En ella, las nociones que hemos ido mencionando dialogan a gran escala. Aquí la casa funciona como una estructura que cuenta con la habilidad de reconstruir mensajes y memorias, y en la cual estados como la demencia juegan un papel destacado. La demencia, al igual que la ensoñación, la distracción o el juego, se erigen como maneras no usuales de rescatar la memoria, en las que la mente serpentea sin rumbo fijo, dejándose llevar por una navegación distorsionada en las que tiempo y espacio conforman una masa indistinta. Delas construye sus instalaciones como forma de rememoración y actualización de ese peculiar estado de las cosas.

En el espacio Cabinet se reúnen cuatro piezas del autor. Tres de ellas son textiles, y actúan casi a modo de murales que construyen una estancia dentro de otra y que nos invitan a recorrerla lentamente, sugiriendo una lectura, tanto del conjunto como de cada uno de sus elementos en particular, como si de una carta del tarot, un mapa, o un plano se tratara. Junto a ellas encontramos la pieza tituladaDientes de leche, un objeto de objetos en ruinas con un motivo floral protegido por una especia de armadura. La madera de encofrar, la madera estructural, el yeso, la resina, el cemento, el óleo y el acero componen una especie de corte de estratos arqueológicos de vivencias personales del autor.

Sin Fin, Fuerza SiempreySueño, no lo sé, son dos piezas de telas producidas manualmente a partir de otros materiales textiles de otras épocas. Una de ellas se ha realizado rescatando pedazos de sacos costales que recosen actividades pasadas a los que ha unido un lienzo y tela de colchón de lana antigua; la otra tela es el resultado formal de cambiar la escala a un ex libris que realizó para convertirlo en motivo de tela de patronaje que superpuso a la de un colchón de lana.

Aquí el autor rememora cómo cada invierno miembros de su familia de todas las edades se reunían en el hogar para descoser, varear y volver a coser durante toda una jornada los colchones de la casa. Estas piezas quieren invocar el gerundio que es el folclore y las labores domésticas, el ritmo repetitivo de las estaciones, y el de la memoria, que se construye y se destruye a la velocidad del habla, como nos recuerda Delas. ¿Qué olvidamos y qué recordamos? El ático de una casa es ese desván donde almacenamos material a la espera de vivir una segunda oportunidad, ser comido por el polvo o desechado para siempre. Algo así como la cabeza llena de recuerdos y memorias a la espera de ser activados algún día u olvidados definitivamente. Con este tipo de trabajos, Delas desea activar la memoria colectiva que se va perdiendo con la desaparición de los pueblos.

Y es que contamos historias para sobrevivir, en una continua búsqueda por alinear lo particular con lo colectivo. La magia comienza con las palabras y las palabras animan las cosas, abren un acceso en el reino del arte de la memoria.

El ático de mis ensoñaciones es mi abuela

Cristina Anglada

2023

"Estaba hablando del tiempo. Me resulta muy difícil creer en el tiempo. Algunas cosas pasan. Otras se quedan. Antes pensaba que era mi memoria. Ya sabes, algunas cosas se olvidan, otras siempre se recuerdan. Pero no es eso. Los lugares, los lugares siguen en su sitio. Si una casa se incendia, desaparece, pero el lugar…la imagen del lugar permanece, y no sólo en mi memoria sino allí, en el mundo. Lo que yo recuerdo es una imagen flotando en redondo fuera de mi cabeza. Quiero decir que aunque no la piense, aunque me muera, la imagen de lo que hice, o supe, o vi, sigue allí. Exactamente en el lugar donde ocurrió."

Beloved, Toni Morrison

Diego Delas nació en Aranda de Duero hace cuarenta años. Pasó su infancia en un pueblo castellano de menos de veinte habitantes y entre sus recuerdos está el esconderse en el ático de su casa rodeado de objetos llenos de polvo mientras el tiempo se escurría con rapidez; los muchos momentos que pasó a la sombra de su abuela aprendiendo y admirando la agilidad y determinación con la que desarrollaba las labores domésticas; los paseos nocturnos por las vísceras aún húmedas de las casas en construcción. Posteriormente estudió Arquitectura y Bellas Artes en Madrid antes de mudarse a Londres, donde realizó un máster en pintura por el Royal College of Art además de obtener un doctorado en el Ruskin College of Art, Universidad de Oxford. Actualmente reside en Málaga.

A partir de sus vivencias personales, recuerdos y una inmensa inquietud y curiosidad desarrolla proyectos en los que la investigación, la escritura y la construcción de objetos e instalaciones despliega múltiples capas donde el conocimiento y la ficción provocan luminosas conexiones.

El estudio que desde hace años lleva desarrollando Delas gira en torno a cómo ciertas arquitecturas vernáculas sostienen/custodian la memoria subjetiva. Este tipo de edificaciones se podría definir como una arquitectura sin arquitectos, comunes en los entornos periurbanos, campesinos y premodernos, ahora en proceso de extinción y definidos por un carácter siempre transitorio y mutante, a merced de los cambios que sus habitantes implementan siguiendo las necesidades de refugio y protección animista. Estructuras y recovecos que alojaba labores domésticas y ornamentos de carácter apotropaico que encierran múltiples historias alimentadas de las experiencias de sus moradores.

Recientemente tuve la ocasión de leer la tesis que Diego completó hace poco tituladaAtlas del agujero / Casa de Demenciaen la que se reúnen muchos de los elementos que dan forma a dicha investigación y podremos ver ahora en el Cabinet. El ingenio de la misma reside en abordar estos temas y su complejidad, no solo con rigor, sino acudiendo a las seductoras técnicas de la narración, con su repertorio específico de estructuras y trucos. Para Diego, la casa funciona como cuerpo tanto personal como familiar; como un depósito de historias en el que los arreglos ornamentales se precipitan junto a las experiencias vividas. La casa como un cuerpo lleno de muescas y tatuajes, cuyas habitaciones son escenario de las múltiples tramas cuyo rescate en forma de recuerdos se mezcla con el pensamiento mágico.

Las obras que ahora se muestran en el espacioCabinetde la galería Pelaires son retales de la gran individual que a principios de este año inauguró en el CAB de Burgos, de donde su familia y él son oriundos. En ella, las nociones que hemos ido mencionando dialogan a gran escala. Aquí la casa funciona como una estructura que cuenta con la habilidad de reconstruir mensajes y memorias, y en la cual estados como la demencia juegan un papel destacado. La demencia, al igual que la ensoñación, la distracción o el juego, se erigen como maneras no usuales de rescatar la memoria, en las que la mente serpentea sin rumbo fijo, dejándose llevar por una navegación distorsionada en las que tiempo y espacio conforman una masa indistinta. Delas construye sus instalaciones como forma de rememoración y actualización de ese peculiar estado de las cosas.

En el espacio Cabinet se reúnen cuatro piezas del autor. Tres de ellas son textiles, y actúan casi a modo de murales que construyen una estancia dentro de otra y que nos invitan a recorrerla lentamente, sugiriendo una lectura, tanto del conjunto como de cada uno de sus elementos en particular, como si de una carta del tarot, un mapa, o un plano se tratara. Junto a ellas encontramos la pieza tituladaDientes de leche, un objeto de objetos en ruinas con un motivo floral protegido por una especia de armadura. La madera de encofrar, la madera estructural, el yeso, la resina, el cemento, el óleo y el acero componen una especie de corte de estratos arqueológicos de vivencias personales del autor.

Sin Fin, Fuerza SiempreySueño, no lo sé, son dos piezas de telas producidas manualmente a partir de otros materiales textiles de otras épocas. Una de ellas se ha realizado rescatando pedazos de sacos costales que recosen actividades pasadas a los que ha unido un lienzo y tela de colchón de lana antigua; la otra tela es el resultado formal de cambiar la escala a un ex libris que realizó para convertirlo en motivo de tela de patronaje que superpuso a la de un colchón de lana.

Aquí el autor rememora cómo cada invierno miembros de su familia de todas las edades se reunían en el hogar para descoser, varear y volver a coser durante toda una jornada los colchones de la casa. Estas piezas quieren invocar el gerundio que es el folclore y las labores domésticas, el ritmo repetitivo de las estaciones, y el de la memoria, que se construye y se destruye a la velocidad del habla, como nos recuerda Delas. ¿Qué olvidamos y qué recordamos? El ático de una casa es ese desván donde almacenamos material a la espera de vivir una segunda oportunidad, ser comido por el polvo o desechado para siempre. Algo así como la cabeza llena de recuerdos y memorias a la espera de ser activados algún día u olvidados definitivamente. Con este tipo de trabajos, Delas desea activar la memoria colectiva que se va perdiendo con la desaparición de los pueblos.

Y es que contamos historias para sobrevivir, en una continua búsqueda por alinear lo particular con lo colectivo. La magia comienza con las palabras y las palabras animan las cosas, abren un acceso en el reino del arte de la memoria.